lunes, 23 de febrero de 2009

Juegos de azar

Siempre, o casi siempre, fui un chiko intrépido, arriesgado, y pendejo. Me creía el inmortal, el intocable, el omnipotente. Por ello, cuidarme no era parte de mi rutina. Siempre creí k el espiritu santo era el mejor doctor de cabecera k pudiera tener. Siempre pensé k mis pendejadas nunka serían descubiertas y por ende nadie tomaría represalias mortales para conmigo. Siempre pensé k todo lo k no te mata, te engorda (literalmente, en mi kaso mi agelatinada panza puede dar fe de ello). Confieso y acepto, sin mucho orgullo, k ciertas acciones mías carecían de prudencia y responsabilidad, pero aún así, nunka le tuve miedo a nada.

Nunka me importó, por ejemplo, meterme brebajes de dudosa procedencia, lo importante era divertirse, el hígado, el estómago y las neuronas a la ñoña. Nunka me importó k una amebiasis, k me hizo cagar hasta lo incagable, por comer mayonesa malograda, casi me desapareciera del mapa, lo importante era volver a saborear esos sanguchones de a luka, a la mierda el estómago. Nunka les di importancia a las gripes, resfríos, conjuntivitis, principios de tifoidea, nauseas, diarreas, granos, manchas, o cualkier inexplikable dolor k brotase de alguna parte de mi diminuto cuerpo, el Espíritu Santo, solito él, se encargaría de ahuyentar todas mis enfermedades (y sin rezos de por medio). Nunka me importó meterme a zonas aún no bautizadas por Dios, lo importante era tonear con la gente popular. Nunka me importó caminar solo por callejuelas oscuras y desoladas a altas horas de la madrugada en distritos no muy estétikos ni turístikos, lo importante era ahorrarse un par de lukas para el sanguchón, chifa, o caldo de gallina (sin presa) correspondiente. Nunka me importó jugar pelota con el brazo y el dedo fracturado, lo importante era ganar la apuesta. Nunka me importaron los taxifugas, sanguchonfugas, chifafugas, cebichefugas, polloalabrasafugas, cervezafugas, etc, lo importante era sentir la adrenalina de sentirse perseguido. No me importaba irme a dormir sin cerrar puertas ni ventanas, lo k importaba era dormir. Era, o eramos, pues, la versión chola de Juan Sin Miedo, la hierba mala k nunka muere. Nunka me importaron las consekuencias d mis actos, y nunka me pasó nada, suerte talvez. No hay sin suerte, dicen.

Cuando mi mejor amigo se fue al cielo, la valuación, valoración, ponderación k tenía de MI vida cambió, es inevitable, me gusta estar vivo, no me gustaría no estar vivo. Sin embargo el concepto k tengo de lo k es vivir se ha confirmado, si antes sólo creía k era un marikón con suerte, pues ahora esa hipótesis esta reafirmada, aunk parcialmente, pork marikón aún esta por verse, pero que he tenido suerte, y mucha, sí es verdad. Y si tú estas leyendo esto, es pork también eres un ser humano con suerte.

Ahora estoy convencido k la vida es un juego, un juego donde hay ganadores (los k llegan a viejitos) y perdedores (los k, como mi mejor amigo, se van antes de tiempo), pero a diferencia de otros juegos, en este juego las posibilidades de ganar o perder no dependen de la habilidad del jugador. Este juego no advierte estrategias, ni buenas jugadas, las trampas no importan. En este juego no pelean malos contra buenos, ni buenos contra malos. En este juego nadie compite con nadie. En este juego no hay segundas oportunidades, no hay chepis ni mantequillas. En este juego no ganas vidas, ni bonos, ni nitros, sólo tienes una vida y si pierdes, game over forever. Es por eso k este juego, este k llamamos vida, es un injusto y maldito juego de azar. Un juego arbitrario en donde uno solo decide kienes continúan jugando.

Nosotros nunka decidimos ser partícipes de este juego, el azar nos mete, de los millones de espermatozoides k tu viejo eyaculó en ese día de pasión con tu mamá, tú fuiste el elegido, pero ¿alguien te pregunto si kerias ser parte de este juego?. Dios, si es k existe, te preguntó acaso: ¿oye kieres jugar? No lo creo. La únika regla en el juego de la vida, es k no hay reglas. Y eso la hace un juego injusto pork no ganan los bueno ni pierden los malos, no gana el mejor ni pierde el peor. El azar decide kien se va y kien se keda. Dios, si es k existe, decide kien se elimina. Dios, si es que existe, elige, diariamente y al azar, kien morirá hoy o mañana, a kien le dara cáncer, sida o tuberculosis la proxima semana, él decide kienes se matarán, y kienes matarán. En este juego, el azar de mierda te elige, y si te tokó, perdiste. Una mierda ese barbón. Ahora entiendo pork aveces los buenos se van.

El Juan Sin Miedo cholo, ahora, tiene miedo. Sólo pensar en k estoy metido en un juego no imparcial me asusta, me aterra. Es un crimen k te metan al juego, un juego precioso y lindo como es la vida, y luego te boten sin merecerlo. Es una maldad. Creo k la vida debería ser más justa. Creo k Dios, si es k existe, debería ser más justo.

Deberíamos, todos los jugadores, malos y buenos, unirnos y hacer una protesta global para sacar de este juego a ese arbitro vendido. Deberíamos enseñarle lo k a todos nosotros nos enseñaron en nuestra clase de Ciencias Naturales (o Anatomía o Biología, nosé): k el ser humano nace, crece, se reproduce, (el proceso más riko, sin duda) y recién ahí, muere, y k esos procesos son intrunkables e intransgredibles. Si Dios, si es k existe, hubiera sabido eso, ahorita no estaría extrañando a mi mejor amigo.