sábado, 5 de abril de 2008

Felicidad

Cuando ya palidecía de tanto esfuerzo, cuando ya las fuerzas no respondían a los estimulos cerebrales, cuando ya la motivación se evaporaba como la Crush, cuando ya el desgano y la tristeza derrotaban por goleada a la proactividad y a la felicidad, cuando ya la cólera invadía mis venas, cuando ya el arrepentimiento de volver a Perú me envolvía confianzudamente, cuando ya la billetera se volaba por su flakeza, cuando ya estaba pidiendo chepi, ella por fin llegó.

Fueron ciento cinco días de espera; cuarenta y siete empresas de todos los tamaños; cuarenta y siete aburridas entrevistas; cuarenta y siete lavadas de una veintena de kamisas de todos los colores; cuarenta y siete bividís, calzoncillos y medias; veinticinco lavadas de una docena de pantalones; diez lavadas de dos pares de ternos; kince corbatas; cuarenta y siete soles por cada lustrada de zapato; decenas de distritos; cientos de soles en pasajes; decenas de soles en copias; miles de minutos en internet; cuarenta y siete taxis de ida; cuarenta y siete combis de regreso. Fueron cuarenta y siete recitales de memoria; fueron cuarenta y siete te llamamos.

De repente un día, un miércoles para ser exactos, mientras estaba en mi rutina diaría de raskinbol, sonó el celular, contesté, y, a lo Will Smith en En Buska de la Felicidad, me puse a llorar por dentro y a sonreir por fuera. Tal vez Dios escuchó mis súplikas, o tal vez las de mi mamá, k ya no me aguantaba en kasa las venticuatro horas del día, o tal vez sí sea cierto ese lema k dice k no hay mal k duré mil años, ni kuerpo k lo resista (aunk lo del cuerpo k lo resista lo dudo, pork sí existe: mi cuerpo). La cosa es k Dios se apiadó de mi miseria, de misio, y me regaló lo k tanto había estado buskando: un trabajo. Esa llamada fue mi salvación. Amé a la chika k me llamó, a esa k pronunció: mañana empiezas Daniel.

Sí, estimados e incrédulos lectores, este humilde servidor consiguió, luego de un arduo, largo y paciente trabajo, trabajo. Y aunke, lo confieso, el sueldo no es suculento ni envidiable, el trabajo me gusta, pork hago lo k me gusta, osea leer y escribir. Me pagan por leer, investigar, y luego escribir. Es decir, me pagan por hacer mini-tesis, económikas claro está.

No les diré donde trabajo pork no interesa. Lo importante es k, a partir de fin de mes, ya no tendré k sufrir por pagar mis deudas, ya no tendré k tokar puertas con kara de prestatario, ya no tendré k meterme en negocios oskuros e ilegales, ya no tendré k gorrearle centavos a mi mamá, ni tendré k disfrazarme de camarón. Ya no tendré k ir a menús ni a chifas baratos, ni a sanguchomes misios. Ya no tendré k ir a los cines sólo los martes. Ya no tendré k subirme a combis repletas, ni ver los partidos de futbol por televisión. Ya no tendré k raskarme el diente, ni kedarme obligado en kasa los fines de semana. Ya no, not anymore.

A mis numerosos, pacientes, y, ahora, felices acreedores: Por favor, tengan compasión de mí.

Daniel tiene trabajo. Increíble. Es para llorar... de felicidad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

lo unico q te puedo decir mi chatuuu es felicitaciones!! ya te tocaba!! como siempre digo la espera desespera pero todo iega!!! =) aora trabajar durooooo!!!

y envidia xq me guta tu chamba! =)

muaks!

qererlo too much!!

Fr@nk M!Ch@ell dijo...

Felicidades amigazo, no hay duda que el que triunfa persevera, el que tiene fe consigue de todo. Y tu tuviste que persevar bastante. Yo aun seguire buscando trabajo, aunque prefiero darle curso a mis ideas de negocios propios porque es lo que mas me gusta.

Anónimo dijo...

Felicidades... ahora hay q echarle ganas... pa`lante.
Un abrazo (ahora te posteo)

La Frau

Melisa Marin dijo...

Felicitaciones Senor! Caraaaaaacho! Asi ke de ahora en adelanta a planchar el Bvd diario nomas!

Armando Denegri dijo...

Felicidades campeon!!!

Anónimo dijo...

al fin travieso!!! dejaras de llorar viendo pelas en tu sofa rojo, de engordar comiendote galletitas,, y de dejar de rogar para k t lleven al cine,, jajaja,,, llevame al cine ps jaja

Anónimo dijo...

Felicitaciones, será motivo para que te pongas unas chelas, jajaja.

Ahora al sufrimiento que significa tener trabajo.

Nos leemos.