Todo comenzó el jueves 24 de diciembre del año pasado. Era un poko más de mediodía y yo acababa de llegar a mi kasa de hacer las compras navideñas. Estaba, para variar, renegando por la cantidad de gentes k esperan las últimas horas para hacer las compras, pero también andaba feliz, contento, y satisfecho. Era la primera vez, y también la última, que compraba regalos de navidad hasta para el guardián de la cuadra. Llegar a mi casa con bolsas de regalos me enorgullecía, me complacía. "K bueno y dadivoso k soy, esta navidad seré el Papa Noel de la familia," (y no precisamente por la panza), me decía a mi mismo.
Sin embargo, y mientras veía, feliz y por cuarentaytresava vez, Ben-Hur, mi viejo, viejísimo, celular empieza a sonar. Un número privado me alertaba k algo raro estaba por ocurrir. Esa advertencia, sumada a mis numerosos y amargados acreedores, k suelen llamarme con números privados, hizóme k ignorase el cumbiambero sonido de mi viejo, viejísimo, celular. Sin embargo, y debido a k no contesté, el insistente interlokutor dejome un mensaje de voz: "Daniel, soy Arturo, te estoy llamando y no te ubiko, porfa, revisa tu email (pronunciado en inglés por favor: í-meilll, con tilde en la í), ha salido una chambita y keremos k nos ayudes, gracias" y me colgó, sin acordarse de k casi era noche buena. (N.deR.: Arturo es mi jefe). De inmediato, y tamadreando al huevón ese, prendí la laptop y revisé mi ímeil. Me cagó la navidad el conchesumare. Me pedían k vaya a trabajar el 26 y 27 de diciembre (por si no lo recuerdan, esos días caían viernes y sabado, y ya estaban destinados a marmotear panzurradamente). Desde ese día mi vida se cagó.
Los días posteriores a akel acuse de recibo fueron demoledores, stresantes, titánikos, abusivos, injustos. Para muestra un botón: mientras todo el Perú se preparaba con ansias para despedir el año viejo, este humilde weboncio se peleaba con el Excel y la calculadora financiera frente a una computadora (o como dice mi jefe: computador) de mierda. Aparte de los sufridos, sacrifikados y admirados watchmen (a.k.a. wachimanes), akella noche del 31 de diciembre del pasado y pluscuamperfecto año, debí ser el úniko ser humano laborando en alguna vacía oficina de algún vació edificio de algún casi vacío distrito limeño. En esos momentos sólo me kedaba reir, para no llorar. Pokos minutos antes de la medianoche pude acabar, parcialmente, con mis labores, sin embargo no tuve mucho tiempo y pasé el año nuevo chupando un champagne caliente con el taxista k me llevaba a la casa de playa del sur k, por las huevas, he alkilado.
Esta abusiva avalancha de trabajo, k me ha chorifikado todo el tiempo libre y me ha privado de los placeres más suntuarios, ha héchome pensar muy seriamente en mis estudios, mi carrera y en mi trabajo. O sea (¿se dice o sea, ósea, u osea?), ¿vale la pena trabajar tanto?, ¿el sueldo justifika la explotación?, ¿trabajar siete días a la semana hasta muy tarde significa ser responsable, proactivo, o eficiente?, ¿me van a ascender por laborar mucho?, ¿pork yo trabajo tanto, y no así otros compañeros?, ¿debo ganar más, o trabajar menos?, ¿debí estudiar en una universidad nacional?, ¿mi carrera, Economía, justifika trabajar más de 12 horas diarias?, ¿pork si trabajo mucho, no me alcanza la plata para casi nada?, ¿asi les pasa a todos los k recien empiezan a trabajar, o me han agarrado de huevón?, ¿pork estudié esta carrera?, o mejor ¿pork carajos estudié? Las respuestas no están muy claras... aún.
Pero luego de ver la Champions y al carilindo de Cristiano Ronaldo, al chato Messi, a Beckham, a Kaká, y toda esa urbe de deportistas papacitos, rikos y k se levantan a modelos más rikas k el pan con mantekilla Dorina, las interrogantes, casi todas, se me han esclarecido: debí ser futbolista.
Sí, debi ser pelotero, debí seguir mis instintos del diez maradoniano k llevaba adentro cuando era un chibolo pistero. No debí hacerle caso a mis viejos cuando me decían k debía estudiar en una universidad prestigiosa y convertirme en un economista respetado, ¡la universidad y la economía, mis pelotas!. Si hubiera sido futbolista, ahorita, a mis 26 años mal vividos, no estaría maldiciendo mi cariacontecida y apesadumbrada vida.
Pero en estos momentos sólo en mis más wildest dreams puedo jugar pelota (con mis pelotas nomás). El tiempo brilla por su ausencia, y las energías al final del día sólo alcanzánme para aguantar el tráfiko limeño. Ahorita mis deseos, no sexuales, y la realidad difieren mucho, son como el agua y el aceite, negro y blanco, norte y sur, Eisha y Agua Dulce. En vez de ser un futbolista riko y levantamodelos, soy un economista explotado e impotente. Y me perdonarán k me despida, pero siendo las 8.54PM (P.M. osea post meridiem, osea ya es de noche, osea ya va empezar Magaly TV, osea k mientras yo escribo esto, tú estas en el cine comiendo canchita con tu flaca o flaco, o tirando con la trampa en algún telo linceano, felices ustedes, malditos), de un miércoles bulloso y caluroso en Lima, este huevoncio escribidor tiene k trabajar. Sí, a trabajar. Sólo me keda reir, para no llorar. Mi vida realmente sucks.
Aunke después de ver este video, ya me siento mejor.
Avenue Q - It Sucks To Be Me
Hace 6 días.