Soy economista, perdón, bachiller en Economía (pork jalé mi examen de titulación, y presumo k jalaré todos los exámenes de titulación habidos y por haber, pork como ya he repetido varias veces en este blog: para estudiar no he nacido. Y si logré acabar el colegio entre galardones y diplomas y graduarme orgullosamente de una universidad no fue precisamente pork era un asiduo ratoncillo de biblioteka ni un afanoso estudiante (mis únikas amanecidas durante mi époka universitaria fueron las brutales juergas de fines de parciales y finales), sino fue pork, y perdonarán mi humilde soberbia, soy medianamente inteligente y harto bueno con los números (mis medallas doradas y diplomas no me dejarán mentir); y pork para los prestigiosos y enternados profesores de la pispirinais Universidad de Lima este humilde escribidor no es de su total, ni parcial, agrado), pero no me veo ejerciendo esta prestigiosa y enternada carrera toda mi enternada vida. Y no pork sea aburrida, pork no lo es, ni tampoko pork odie usar ternos, al contrario, me encanta, y disfruto ponerme terno todos los días, y más áún mis coloridas corbatas, de la cuales, por cierto, me he vuelto el más incontrolable coleccionista, sino pork siento k no es mi eterna vocación, no es mi destino, no es mi camino, no es mi futuro. Si empezé a estudiar esta prestigiosa y enternada carrera fue por una cuestión lucrativa y posera.
Y justo de eso hablaba hace varios días con una gran amiga. "Oe 'ona, ¿sabes qué?, yo pienso trabajar hasta máximo los 35, ahorrar plata y mandar toda esta formalidad al carajo", le digo, mientras veía por quinta vez "Saw 4" (para poder comprender "Saw 5"), pero sin llegar aún a entender ninguna. ¿Y k kieres hacer después?, me pregunta mi amiga mientras adormita en mi clásiko mueble rojo. "Nosé, irme al campo y vivir con miles de perros", le respondo mientras le doy un beso con lengua a Calí, mi chihuahua.
Creo kreer k ese es mi destino, criar perros, vivir en un casa inmensa con perros de todos los colores y tamaños, chuskos y finos, machos y hembras, feos y bonitos. todos. Darles de comer, de beber, y jugar con ellos. Salvar perros de una muerte segura en alguna calle o carretera limeña, o de alguna minúskula y sucia jaula, me haría feliz. Esa será mi labor en este planeta, mi tarea para siempre. Seré el papá de todos los perros, el perro mayor, el perrazo.
No sé en k momento empezé a kerer a los perros. Asumo y presumo k fue cuando un amigo mío regalome por mi cumpleaños, hace más de diez años, una Collie color amarillo preciosa, clon de la perrostar Lazie. Pucky, ese horrible y desubikado nombre le pusimos, se convirtió desde ese momento en mi mejor y fiel amiga. Yo era un púber varón k recien salía del cascarón de la infancia, y Pucky, con sólo su infalible y muda presencia, fue la únika k supo escuchar mis más íntimos y adolescentes secretos, y los guardó, leal como ella, hasta k Diosito se la llevó. La extraño mucho.
Luego vino Calí y confirmé k los perros son más humanos k nosotros. Si no tengo más perros en casa es por la negativa de mi madre, pork trankilamente en kasa pueden entrar por lo menos 10 perros, viviendo felices y contentos, conversando entre ellos, contándose (ladrándose) las buenas nuevas. Yo sería el más contento de todos pork tendría, por fin, 10 fieles amigos. Ya no tendría k llamar a nadie para k me venga a hacer compañía con un par de chelas o una pizza; ya no tendría k gastar mi saldo llamando a algún humano para contarle mis habituales penas y tristezas; tampoko tendría k convencer a alguien para k me acompañe en mis maratones sabatinas; y ya no necesitaría un despertador ekectróniko, tendría diez despertadores gratis, k me levantarán como a un bello durmiente, con besos y más besos; tampoko tendría k molestarme en gritar cada vez k entro a mi casa para asegurarme si hay alguien por ahí, pork los perros, mis amigos, harán carreras para recibirme; y tampoko tendría k buskarme a alguna perra humana con kien dormir, pork tendría muchas perras lindas k se pelearán por un rinkón de mi cama. ¿Para k más pues?
Y también lucharé por kitarle esa mala fama k injustamente les han achakado a los perros y perras. Osea,¿pork a los chikos malos, infieles y floreros nos dicen, perdón, les dicen despectivamente "perros"?, si lo k caracteriza a un perro es justo su lealtad y su inocencia. De igual manera, ¿pork a las chikas malcriaditas y algo fáciles les dicen prostitutamente "perras"?, si lo k carateriza a una perra (hembra del perro) es su aversión al sexo (sólo tiran pork su amo la encierra en un cuarto con un novio impuesto a la fuerza).
Esas serán, pues, mis labores en mi new life post economista, perdón, post bachiller. "Me parece muy bien Dani, los perros son lindos, sólo les falta hablar nomás", me dice mi amiga, previo bostezo de hipopótamo. "No chola, yo creo k a nosotros nos falta ladrar", le respondo mientras le tomo una foto a la Calí.
sábado, 13 de diciembre de 2008
Imposible no kererlos
lunes, 1 de diciembre de 2008
Volviendo
Un importante pero innecesario examen de titulación, k por cierto jalé injustamente. Un nuevo y más exigente trabajo, k me deja como si me hubiera metido un faenón sexual con un par de chikas rompecatres. Las resakas, gracias a sólo unas pokas cervezas sabatinas k me tumban todo el domingo como enfermo en cuidados intensivos. Tres hipnotizantes y pirateados libros, los cuales he devorado con hambre de vagabundo. Las religiosas pichangas domingueras, k por cierto me han originado una severa lesión k podría peligrosamente adelantar mi retiro de las canchas futboleras, todo por disfrazarme de chibolo sub-20 y hacer un atrevido e indebido dribbling maradoniano k hace 10 años me salía a la pefección, pero k ahora me dejó en total ridíkulo y me desagarró media pierna izquierda, dejándome práctikamente paralítiko. La falta de ganas, mas no de ideas, producto de todo lo antes mencionado. Y mi característica e insistituible pereza, k me empujan a dormir como buchisapo más horas de las necesarias (esas k no duermo en las noches) han sido las únikas culpables de mi ausencia de la canchas bloggeras. A todas ellas las declaro culpables. No fueron, pues, chikas cariñosas ni alguna inesperada nueva enamorada las culpables de mi alejamiento, como sospechaban mis pokas incautas, inocentes y celosas fanátikas (osea un par de cieguitas k rondan por ahi), sino fueron otras externalidades más importantes k el moribundo e invisible amor.
Es decir, si no eran las responsabilidades académikas, k me demandaban más tiempo de lo normal (ya k yo nosé para k carajos habré nacido pero para estudiar nikagando), eran las responsabilidades laborales, que debido a mi nuevo trabajo y a mi poka capacidad de captación, me costaba más esfuerzo y tiempo. Y si no eran responsabilidades algunas, eran acontecimientos fortuitos, como por ejemplo, las resakas y las lesiones, producto de tres o cuatro latas de nocivas cervezas, o producto de irresponsables ejercicios extremos, k me mandaban, directo y sin escalas, a mi diminuta cama a descansar en el más absoluto reposo. Ello juntado a mi invencible flojera, hicieron k este ausente por tanto tiempo.
Es que según este modesto blogger, para escribir y publikar posts relativamente largos (razón número 2 por la cual casi nadie me lee, la 1 es pork escribo huevadas) se necesitan dos cosas k el dinero no puede comprar (y si aún lo pudiera, no la hago pork ando más endeudado k Don Ramón): tiempo y ganas. Y estos últimos treinta días de noviembre no han sido tan dulces como la película, al contrario, se juntaron hechos k hicieron k el tiempo y las ganas sean las dos cosas k más deseaba en esos momentos. En estos últimos treinta días de mi aburrida existencia he tenido k robarle horas a las horas y ganas a las ganas para poder cumplir con mis metas a corto plazo, las cuales cumplí a medias nomás, pero dejando todo en la cancha, con dignidad y gallardía, con sangre, sudor y lágrimas y con la frente en alto.
Tanto tiempo estuve divorciado de los blogs k varios precupados y fieles amigos me lo recordaban: la semana pasada me encontré con un broder en un pub barrankino, yo recién había llegado y él ya con varias copas de más, me abrazó y con una turra k delató su preferencia al ron y mojándome toda la cara con su saliva me preguntó, casi rompiéndome los tímpanos: oe chato marikón, ¡¿pork carajo ya no escribes en el blog?! (yo ni enterado k lo leía). Otro amigo, talareño él, me reclamó varias veces y airadamente k escribiera algo pork no tenía nada k hacer y se aburría en la chamba, como si su productividad laboral dependiera de las huevadas k públiko. Imberbe, preocupadísimo él, me preguntó, mediante un comentario, dónde me había metido. Tanta fue mi injusta indiferencia para con este espacio virtual que tuve que hacer esfuerzos sobrenaturales para recordar la contraseña de este blog.
Pero ya se acabó el recreo. He vuelto. Ya no hay exámenes en el horizonte ni imprescindibles responsabilidades laborales. Ya dormí y recuperé las horas k las frías madrugadas limeñas me robaron. El tiempo ha regresado de la mano con las ganas, y akí estoy, nuevamente, alimentando un blog k casi nadie lee, inventándome historias reales y escribiendo cuentos irreales, vomitando mierda y más mierda, burlándome de todos y de mí, y alucinándome, otra vez, k soy un reconocido y millonario escribidor.